Tema
El lema de la XXXI Jornada Mundial de la Juventud Cracovia 2016 es: “Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán la misericordia” (Mateo 5:7). El Santo Padre Francisco eligió la quinta de las ocho bienaventuranzas, que dijo Jesús en su Sermón a la orilla del Mar de Galilea, para subrayar la importancia de las Bienaventuranzas que son el corazón de la enseñanza de Jesucristo. En su primer Sermón, Jesús nos deja ocho indicaciones de la actitud que nos acercan al Reino de los Cielos.
La elección de Cracovia como el lugar donde se celebrará el siguiente encuentro de los jóvenes junto con el lema de este encuentro nos conducen a la Chispa de la Misericordia que, desde que Jesús Misericordioso se reveló a santa sor Faustina, se irradia a la Santa Iglesia Católica desde Łagiewniki, uno de los barrios de Cracovia. Cracovia es conocida en el mundo como la capital de la Divina Misericordia, y a los jóvenes peregrinos que vendrán a Polonia seguramente les gustará visitar el lugar de las revelaciones, la tumba de santa Faustina Kowalska y el santuario, lugar desde el cual Juan Pablo II encomendó el mundo a la Divina Misericordia.
Vale la pena notar que en la esencia de la quinta bienaventuranza se resumen también los dos primeros años del pontificado del Papa Francisco durante los cuales él se esforzaba mucho por mostrar a la Iglesia el amor de Dios hacia el hombre y la necesidad de que nosotros seamos misericordiosos con los demás.
Durante el encuentro con los jóvenes argentinos en Río de Janeiro, el Papa Francisco les dijo: “Leed las bienaventuranzas, os harán bien.” Y esta es nuestra tarea para el tiempo que nos queda hasta julio 2016: volver a leer las bienaventuranzas e intentar entenderlas de nuevo. Para los tres años próximos, que nos separan de la JMJ, el Santo Padre eligió para nosotros tres de las ocho bienaventuranzas. El Papa comenta cada una de ellas a partir de Mensajes en los que explica los contenidos teológicos y formula tareas a realizar por los jóvenes durante cada año de trabajo espiritual.
Todas las Jornadas Mundiales de la Juventud – según la intención de su creador y patrón, san Juan Pablo II – se apoyan en un pensamiento bíblico que, muy a menudo, se relaciona con la espiritualidad de la ciudad-anfitrión de la JMJ. El lema principal acompaña a los jóvenes, no solo durante las preparaciones previas sino que también se profundizará en la esencia de este lema participando en las catequesis con obispos y escuchando los discursos y homilías del Santo Padre durante los Actos Centrales.
SANTA FAUSTINA
Helena Kowalska – una chica normal y corriente, con típico apellido polaco – pero, ¿se puede decir de una persona que es «normal y corriente»?, ¿o sólo nosotros clasificamos así a los demás? Helena, sin pretender en absoluto demostrar nada a nadie, mostró al mundo el gran potencial que reside en las personas «normales y corrientes». De ellas depende el utilizarlo.
Con pecas y un hermoso cabello rubio rojizo, de mediana estatura, una chica muy alegre. A los 16 años se mudó de su pueblo natal a la ciudad, donde obtuvo trabajo como empleada de hogar. Pidió a sus padres repetidas veces, que le permitiesen entrar en el convento, pero en cada ocasión se encontró con su negativa. Solamente después de un suceso extraordinario en una jovial velada, en la que por primera vez vio a Jesús, decidió definitivamente seguir la voz de su corazón.
Sor Faustina – recibió este nombre en la Congregación de la Madre de Dios de la Misericordia, a la que se incorporó a los 20 años de edad – probablemente no sabía que este nombre significa «feliz» (lat. faustus). Sus hermanas la recordaban así: alegre, sonriente, como si quisiese compartir con todos su felicidad. ¡Quién diría que se puede ser feliz y estar sonriente también en el sufrimiento! Y sin embargo… Jesús a través de experiencias espirituales dolorosas la preparó para la gran misión que tuvo que llevar a cabo a una edad muy temprana. Ella tenía que conocer primero el amor misericordioso de Dios, aprender a confiar en Él, incluso en situaciones difíciles, y conformar su vida en el espíritu de la misericordia para con la gente, también con aquellos de los que por su naturaleza se huye. Formada así, pudo proclamar de manera convincente la Misericordia de Dios. Para cumplir bien la misión a ella encomendada, Santa Faustina recibió dones extraordinarios; podía ver a Jesús y conversar con Él, participar en los acontecimientos de Su vida, ver más allá de la dimensión temporal del mundo – viendo la realidad del cielo y del infierno -. Este es sólo el principio de una larga lista de dones excepcionales.
Jesús, encomendándola una extraordinaria misión le dijo: “te envío a ti a toda la humanidad con Mi misericordia” (D.1588). Le encargó la tarea de recordar y proclamar al mundo la verdad sobre su amor misericordioso: con la vida, la acción, la palabra y la oración. Las palabras de Jesús, que escribió en su diario, se convertirán en luz y consuelo para muchas generaciones futuras, que descubrirán el rostro de Dios como Padre amoroso. El signo visible de este mensaje es la imagen con la firma: Jesús, en Ti confío. Esta extraordinaria misión de proclamar el mensaje de la Misericordia, Jesús se la encomendó a una religiosa que, en el convento, trabajaba en la cocina, en el jardín, en la portería… Ella sabía que dicha misión la superaba infinitamente. Afortunadamente también sabía que El que se lo pedía, estaba siempre cerca, que no la dejaría sola y que la amaba mucho… Confiaba así en que Él la guiaría, y lo imposible se haría posible, en el momento y la forma que Él considerase mejor. Una vez escuché de Él: “Busco y deseo tales almas como la tuya, pero son pocas; tu gran confianza en Mi Me obliga a concederte gracias continuamente. Tienes grandes e inexpresables derechos sobre Mi Corazón, porque eres una hija de plena confianza” (D.718).
Sor Faustina partió a la eternidad en Cracovia, con tan sólo 33 años de edad, feliz…
Santa Faustina – conocida en el mundo como el Apóstol de la Divina Misericordia, autora del best-seller traducido a más de 30 idiomas, titulado sencillamente, el «Diario»– para convertirse en la escritora polaca más leída, le bastó con recibir nociones básicas de lectura y escritura, y lo que es más difícil, confiar totalmente en Dios. El continuador de su misión fue el Papa Juan Pablo II. El 30 de abril del 2000, no sólo la declaró entre los santos, sino que también cumplió el deseo de Jesús, introduciendo en toda la Iglesia la fiesta de la Divina Misericordia. El Papa dijo entonces: “Hoy es verdaderamente grande mi alegría al proponer a toda la Iglesia, como don de Dios a nuestro tiempo, la vida y el testimonio de sor Faustina Kowalska. (…) La canonización de sor Faustina tiene una elocuencia particular: con este acto quiero transmitir hoy este mensaje al nuevo milenio. Lo transmito a todos los hombres para que aprendan a conocer cada vez mejor el verdadero rostro de Dios y el verdadero rostro de los hermanos”.
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hna. Gaudia Skass, ZMBM